miércoles, 28 de enero de 2009

Cara a cara con Raúl

Es muy difícil cuando tengo a mi hijo en brazos y le miro a la cara no tener ganas de llorar; la verdad es que cada vez que estoy un ratito a solas con él lo miro, toco y abrazo como si fuera a ser de las últimas veces.

Cuando me arrodillo y me pongo a su altura, cuando deja caer su cabeza en mi hombro... es muy difícil contener las lágrimas. La verdad es que si no lloro, creo que es más por él que por mí (de echo, ahora me cae una al escribir ésto).

Esta situación de espera es más difícil que cuando estaba en el hospital; al menos allí le estaban haciendo algo y, aunque en casa está con sus pastillas, me da la sensación de que no hay nada, pese a la campaña, pese a los nuevos donantes, pese a todo.

Te quiero mucho Raúl.

No hay comentarios: